ESCRITORES

ESCRITORES

La riqueza histórica y patrimonial, tanto artística como cultural, que distingue a la Región de Murcia, tiene en el campo de la literatura uno de sus acervos más valiosos. Los estudios llevados a cabo en los últimos años, la valoración realizada en torno a los escritores que, a lo largo de la historia, estuvieron vinculados a esta región, ha demostrado que Murcia es, en efecto, tierra de escritores. A través de las sucesivas centurias, la literatura fue desarrollándose entre nosotros al mismo tiempo que otros aspectos de la cultura, y llegó a alcanzar, en algunas épocas, un considerable esplendor, como ocurrió en el siglo XVII. Pero es sobre todo en el siglo XX, coincidiendo con el momento en que la sociedad contemporánea ha propiciado un desarrollo espectacular de la cultura en la región, cuando la literatura ha alcanzado logros que son de consideración sobresaliente y de referencia obligada. Pero el actual esplendor se fundamenta en una cultura consolidada a lo largo de los siglos.La condición de reino de frontera que le correspondió a Murcia durante la Edad Media determinó la escasez de una actividad cultural mantenida en la ciudad o en las ciudades del reino, aunque la actividad cultural durante el reinado de Alfonso X el Sabio fue muy intensa en la región, bien por la presencia de la corte del propio monarca, bien porque se establecieron entonces los primeros focos culturales tras la conquista.Desde el punto de vista literario es muy importante la relación de Alfonso X con Murcia. El más valioso testimonio que nos queda de su presencia es el grupo de Cantigas de Santa María en las que existe alguna referencia a Murcia o a tierras próximas a la ciudad o a la región, entre las que destaca la entrañable cantiga 169, la Cantiga de la Arrixaca, que sin duda es una de las primeras y más bellas páginas de la literatura murciana. Se debe recordar además la serie de escritores que formaron la corte intelectual de Alfonso X el Sabio en la ciudad. Entre ellos, el obispo Fray Pedro Gallego, Jacobo de la Junta, conocido también por Jacobo de las Leyes, colaborador muy significativo del monarca en la redacción de las Partidas; Bernardo el Arábigo, musulmán convertido al cristianismo y colaborador en la obra científica alfonsí, y Jofré de Loaysa, autor de la Crónica de los reyes de Castilla.En el siglo XIV, la figura más destacada que tiene una significación literaria es don Juan Manuel, que fue Adelantado Mayor del Reino de Murcia. En una de sus obras, El libro de la caza, hace las primeras descripciones en castellano de las tierras de nuestra región. A partir de su época, la actividad literaria fue muy escasa, y estará vinculada a los obispos de la diócesis de Cartagena, hasta llegar a Pablo de Santa María o Pablo de Cartagena (1350-1435), autor de Las edades del mundo o Edades trovadas, compendio de la historia universal en verso. La edad media se cierra con las figuras del teólogo lorquino Jerónimo de Santa Fe, judío converso, autor de un Azote de los hebreos; el fraile mercedario Fray Leandro de la Merced, autor de poemas religiosos escritos en latín; y Diego Rodríguez de Almela (1426-1489), el historiador de la época de los Reyes Católicos, autor de laCompilación de las Batallas Campales.

PABLO NERUDA


 


Pablo Neruda
(Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral, Chile, 1904-Santiago de Chile, 1973) Poeta chileno. Comenzó muy pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La canción de la fiesta, su primer poema, con el seudónimo de Pablo Neruda, en homenaje al poeta checo Jan Neruda, nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizó en 1946.
Su madre murió sólo un mes más tarde de que naciera él, momento en que su padre, un empleado ferroviario, se instaló en Temuco, donde el joven Pablo Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a Gabriela Mistral. Allí también comenzó a trabajar en un periódico, hasta que a los dieciséis años se trasladó a Santiago, donde publicó sus primeros poemas en la revista Claridad.
Tras publicar algunos libros de poesía, en 1924 alcanzó fama internacional con Veinte poemas de amor y una canción desesperada, obra que, junto con Tentativa del hombre infinito, distingue la primera etapa de su producción poética, señalada por la transición del modernismo a formas vanguardistas influidas por el creacionismo de Vicente Huidobro.
Los problemas económicos indujeron a Pablo Neruda a emprender, en 1926, la carrera consular que lo llevó a residir en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre 1934 y 1938, en España, donde se relacionó con García Lorca, Aleixandre, Gerardo Diego y otros componentes de la llamada Generación del 27, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía. Desde su primer manifiesto tomó partido por una «poesía sin pureza» y próxima a la realidad inmediata, en consonancia con su toma de conciencia social.
En tal sentido, Neruda apoyó a los republicanos al estallar la guerra civil y escribió España en el corazón. Progresivamente sus poemas experimentaron una transición hacia formas herméticas y un tono más sombrío al percibir el paso del tiempo, el caos y la muerte en la realidad cotidiana.
De regreso en Chile, en 1939 Neruda ingresó en el Partido Comunista y su obra experimentó un giro hacia la militancia política que culminó con la exaltación de los mitos americanos de su Canto general. En 1945 fue el primer poeta en ser galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Al mismo tiempo, desde su escaño de senador utilizó su oratoria para denunciar los abusos y las desigualdades del sistema. Tal actitud provocó la persecución gubernamental y su posterior exilio en Argentina.

De allí pasó a México, y más tarde viajó por la URSS, China y los países de Europa Oriental. Tras este viaje, durante el cual Neruda escribió poemas laudatorios y propagandísticos y recibió el Premio Lenin de la Paz, volvió a Chile. A partir de entonces, la poesía de Pablo Neruda inició una nueva etapa en la que la simplicidad formal se correspondió con una gran intensidad lírica y un tono general de serenidad.
Su prestigio internacional fue reconocido en 1971, año en que se le concedió el Premio Nobel de Literatura. El año anterior Pablo Neruda había renunciado a la candidatura presidencial en favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco después embajador en París. Dos años más tarde, ya gravemente enfermo, regresó a Chile. De publicación póstuma es la autobiografíaConfieso que he vivido.

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